Vistas de página en total

sábado, 29 de enero de 2011

El Ganges y su paso por Benarés







Benarés (Sánscrito: वाराणसी IAST: Vārāṇasī) es una ciudad situada a orillas del río Ganges en el estado de Uttar Pradesh (India). Se trata de una de las siete ciudades sagradas del hinduismo, así como para el jainismo y el budismo.
Antiguamente se conocía con el nombre de Kashí (en sánscrito e hindi: काशी Kāśī), que significa ‘la espléndida’, siendo kāśí: ‘brillante (el Sol)’.
Benarés-Varanasi debe su nombre probablemente a su situación geográfica, entre los ríos Varaṇā y Asī. Otra especulación —poco aceptada— acerca del nombre es que el propio río Varana se habría llamado Varanasí en la antigüedad y la ciudad habría recibido el nombre del río.
De acuerdo con la leyenda, la ciudad fue fundada por el dios Shivá a principios de la era de Kali (c. 3100 a. C.). Los arqueólogos creen que tiene más de 3000 años de antigüedad, y que fue un centro religioso dedicado a Suriá, el dios del Sol.
Durante la época de Buda (siglo VI a. C.), Varanasi era la capital del reino de Kashí (El sermon de Benares de Siddhartha Gautama (1)). Muchas escrituras sagradas, incluido el Rig vedá, el Skandá purana, el Ramaiana y el Majábharata, describen la ciudad. 





Sarnath
Decorados Sarnath


(1)
<<SARNATH: DE LA PLEGARIA DEL BUDA   Sarnath está situado al Norte de Benarés. Allí, en el siglo VI antes de JC, cuando Pitágoras enseñaba en Crótona, Zaratustra en la India y el tandem Lao-tse/Confucio en China, el Buda impartía su primer sermón en Sarnath, recién alcanzada la iluminación. El lugar de peregrinación budista más importante del mundo está plagado de templos y stupas (monumentos funerarios). La stupa de planta exagonal de Sarnath es la más famosa del mundo; marca el lugar exacto en el que predicó Buda. Sus 46 metros de alto dan sombra al templo en el que la tradición quiere que se encuentran las cenizas de Sidharta Gautama. En los murales podreis ver iconografías con las visicitudes más importan¬tes en la vida de Buda que llegó a Sarnath para "girar la rueda de la ley en favor de los que viven en las tinieblas". El Museo Arqueológico, no muy alejado, agrupa la mayor colección de imaginería budista; ineludible la visita para quien quiera hacerse una idea de la evolución de esta doctrina a través de los siglos. En Sarnath queda otro residuo de colonización inglesa: los pic-nics. En los prados y bosques que fueron recorridos por el Buda, hoy comen las familias y decenas de tenderetes ofrecen sucedáneos de bebidas occidentales: "Limca", un refresco carbónico ce naranja, "Thums Up", lo más parecido a nuestras colas... Pero si hacemos abstracción de esta concesión a la modernidad, los alrededores de Sarnath son significa¬tivos de la espiritualidad budista, una espiritualidad tan simple de comprensión como difícil de seguir. >>

<<Según la tradición, Brhama, dios creador del mundo, habría sacrificado en el Ghat de Dasasvamedh a diez caballos. Este episodio mítico otorgó a Benarés el título de ciudad santa. En el Ghat de Manikarnika, Shiva descendió para recojer los pendientes de su esposa Parvati que en otras mitologías es llamada Durga, la divinidad femenina más antigua del panteón hindú. Es el aspecto femenino del cosmos el que se manifiesta a través suyo. Representada en los múltiples templos de Benarés como una mujer amarilla de extraordina¬ria ferocidad, cabalgando un tigre, su presencia es indispensable en los ritos sexuales tántricos donde encarna "el poder de la Shakti", la inseparable compañera de Shiva. La tradición hindú enseña que en esta época de caos y destruc¬ción -el Kali Yuga, la edad oscura próxima a la disolución final- la actitud del hombre sabio consiste en imitar a Durga y como ella cabalgar sobre las espaldas del tigre de la destrucción, en lugar de enfrentarse directamente a él. Así el tigre nada puede contra quien lo cabalga y, finalmente, cansado, deberá detenerse. Tal es el presagio del nuevo amanecer que seguirá a la noche oscura de Kalí.>>

En la actualidad, los hinduistas la consideran una de las principales ciudades de peregrinación. La categoría de ciudad santa proviene de la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahmá consiguió descansar al llegar a esta ciudad.

Ghats

Todas estas creencias han convertido la ciudad en el destino de enfermos y ancianos, que quieren pasar sus últimos días en la ciudad santa. A lo largo del Ganges se alinean numerosas residencias destinadas a albergar a los moribundos. La orilla del río es también el centro de los crematorios de la ciudad.

El escritor satírico estadounidense Mark Twain escribió:

 «Benarés es más antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las leyendas, y parece el doble de antigua que todas juntas»

El principal destino de los peregrinos que visitan la ciudad son los ghats, nombre que reciben las escaleras de piedra que descienden hasta el Ganges. Al amanecer, se puede ver a hombres y mujeres realizando sus baños purificadores en el río a la vez que rinden tributo al dios del Sol, Surya. Cada una de estas escalinatas, construidas en el siglo XVIII, tiene un nombre y una función especial. Los ghats de Mani Karnika y Harischandra son los crematorios principales. En el ghat de Pancha Ganga se cree que convergen cinco ríos sagrados. En total, la ciudad cuenta con más de 100 ghats.

La noche en Benares

Varanasi es una ciudad mágica durante la noche, cuando cientos de pequeñas ofrendas en forma de velas flotantes con flores de loto a su alrededor se deslizan suavemente y se dejan arrastrar por la corriente del sagrado Ganges, mientras los sacerdotes celebran sus rituales en honor a Shiva, el dios de la destrucción al que hace honor toda la ciudad, al son de cánticos sagrados y ofrendas místicas de fuego.


De día, el panorama se vuelve sobrecogedor, cuando la luz del espectacular amanecer sobre el Ganges desvela la función real de las hogueras y las transforma en auténticas piras funerarias al aire libre, donde todavía pueden apreciarse los restos de los cadáveres que continúan quemándose entre las brasas desde la noche anterior. 

Ganges purificador. Hay flotando cuerpos  que son los difuntos de la gente sin recursos, que no pueden acceder ni siquiera a una incineracion electrica, mucho mas barata que la madera y aun asi se sentiran afortunados por haber podido ofrecer a su ser quirido un funeral en el tramo del Ganges que banna Varanasi, ciudad sagrada por excelencia. Es un ciclo eterno: vivir para poder morir y morir para volver a vivir con la esperanza de una reencarnacion superior. Aqui radica el fatalismo y la estoicidad con la que esta gente lo soporta todo. De otra manera esta sociedad no podria existir.

Varanassi
La ciudad es una avalancha de casas y templos que cae sobre el rio. Muchos de los templos tienen su primera planta sumergida ahora que el Ganges baja bien alimentado por las lluvias del monzon. En los ghats no hay demasiada actividad, pero no falta gente que se enjabona el cuerpo, se lava los dientes, limpia la roma, la abatana contra las escaleras y la tiende a secar, eza y hace sus ofrendas al rio sagrado, friega sus escudillas y jofainas de laton y bronce con el limo del fodo o simplemente nadan y se relajan, chapotean y se divierten. Por el rio baja de todo: ramas, botellas y bolsas de plastico y de vez en cuando el cuerpo de algun difunto hinchado como un odre por los gases, la piel se les ha empezado a abrir pero aun conservan los collares dorados de sus exequias.









Intensa, colorida, dura, bella, rutinaria, despiadada, alegre, dolorosa, cotidiana, así de diversa es la vida en los Ghats.


Festival de Chhath


Esta espectacular fiesta que celebra al sol naciente es originaria del Estado de Bihar (atravesado por el Ganges), pero desde hace unas décadas también se festeja en la ciudad sagrada.

La fiesta sucede una semana después de Diwali (la 'Navidad' india) y comienza un día señalado (este año tocó el 24 de octubre), luego del mediodía. Familias y mujeres jóvenes se instalan en los Ghats del Ganges con sus mejores ropas y saris, portando bandejas de 'pujas' (ofrendas) de bananas, frutos secos, y variedad de platos preparados. Cada puja lleva además velitas y sahumerios encendidos. Esa tarde, los grupos se sientan alrededor de sus pujas dando la espalda al río durante horas, hasta que el sol se pone atrás de la ciudad. Mientras esto sucede, muchísima gente –especialmente mujeres- se mete en el río, e inmóvil, sólo moviéndose cada tanto para sumergirse por entero en el agua, aguarda la puesta del sol.
 El espectáculo es absolutamente mágico. Bellísimas mujeres, con sus saris empapados y sosteniendo enormes bandejas de pujas, parecen estar en trance, entregadas al momento y al sol poniente.

Cuando anochece la gente se retira de los Ghats hasta las cuatro de la madrugada del día siguiente.


los mismos grupos aguardan el amanecer entonando cánticos y mirando hacia el río, por cuyo horizonte saldrá el sol. Miles de personas esperan el momento sumergidos en el agua y en silencio. Minutos antes de que el sol salga los Ghats de Varanasi están abarrotados, la orilla llena de barcas que se han acercado a observar la fiesta.

De pronto, el sol nace y una exclamación de alegría brota de la gente. Todos festejan, elevan las pujas al cielo, y se escuchan cánticos. Las aguas del 'Ganga' se llenan de gente. Las mujeres, en grupos, charlan distendidas con el agua a la cintura; los hombres hacen abluciones y se resfriegan el cuerpo con jabón.

La fiesta ha terminado, la gente se dispersa, y los Ghats del Ganga poco a poco se vacían y vuelven a su ritmo diario.


No hay comentarios:

Publicar un comentario